FORMACIÓN TEOLÓGICO - DOGMÁTICA Y MORAL
Luego de haber terminado el noviciado y de haber hecho la Incorporación Temporal a la Fraternidad, los candidatos regresan al Seminario Mayor para una segunda etapa de la formación. En esta etapa se hará énfasis en la formación teológico-dogmática[1] y la formación moral. De esta manera se pondrán las bases para poder luego formarse en el campo pastoral. En este período se busca contribuir en la formación integral del seminarista y se hace énfasis en el seguimiento de Jesús como Maestro, Sacerdote y Pastor.
[1] CIC. 252 §1. La formación teológica, a la luz de la fe y bajo la guía del Magisterio, se ha de dar de manera que los alumnos conozcan toda la doctrina católica, fundada en la Revelación divina, la hagan alimento de su propia vida espiritual y la sepan comunicar y defender convenientemente en el ejercicio de su ministerio. Cf. Congregación para el Clero. El Don de la Vocación Presbiteral. a.3. La Etapa de los Estudios Teológicos (o configuradora) 68 – 73; CF. PDV 53 – 55.
FORMACIÓN TEOLÓGICO - PASTORAL Y MISIONERA
Durante el último año el peso de la formación académica recae sobre los aspectos específicamente pastorales. Se trata de buscar los mecanismos y proveer los medios y criterios, para hacer que los conocimientos teóricos ayuden a iluminar, entender y evangelizar las diversas realidades en las que se tiene que trabajar.
Al final de esta etapa se tendrán que preparar un trabajo de grado (tesina) y el examen de universa, en los que el alumno tiene que demostrar la asimilación e integración que ha tenido de las diferentes disciplinas, así como la capacidad que ha desarrollado de ejercer un juicio crítico, objetivo y maduro, que le permita interpretar la realidad en forma objetiva y coherente con la fe cristiana.